Que
no, que no. Que nunca morirá. Por mucho que algunos lo repitan hasta la
saciedad (“las redes sociales acabarán con la profesión de periodista”), no
pasará. ¿O a caso nos olvidamos todo lo que aporta –o debería aportar- a la
sociedad un periodista? Información contrastada y veraz, acceso a múltiples
fuentes de información, credibilidad, espíritu crítico... Aspectos que,
difícilmente, cumplen la mayoría de blogueros o tuiteros.
Pero antes de que empecéis a criticarme: no estoy restando importancia e influencia a blogueros y tuiteros. Al contrario: soy un entusiasta de la redes sociales y la comunicación 2.0. Pero, señores: esto no es periodismo. Es información; es viralización; información; socialización. La democratización de la opinión y de la emisión de mensajes. Pero no: no es periodismo, así que podéis ir eliminando de vuestro diccionario la horrible y equivocada expresión de “periodismo ciudadano”.
Otra cosa diferente es el periodista que no socialice en las redes: este sí morirá. En la era de la hiperconexión, el periodista ha de estar cada vez más conectado a sus fuentes, a sus lectores, a sus críticos. Y jugar a la inmediatez. Es el nuevo perfil del periodista, el “periodista mutante” que ha bautizado Juan Varela.
1 comentario:
Molt b, ets un crac.
NOS
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