miércoles, 25 de septiembre de 2013

Estar en las redes por estar. Pero sin hablar.

“¡Ya estamos en Twitter!”, me decía el otro día un Dircom. Debo reconocer que soy un entusiasta de la comunicación social y, por tanto, me alegré del paso dado por la compañía de mi colega. Busqué el perfil de la empresa en la red social y… ¡asombro!: su timeline sólo tenía un tuit. ¡Uno!

Y para qué estás en Twitter, si no hablas?”, le dije yo. Volvemos a lo de siempre: una gestión no estratégica nos lleva a hacer cosas sin sentido. Resulta que la empresa del Dircom que conozco no tiene ningún plan, ninguna idea para hablar en las redes. “Hoy en día hay que estar, Òscar”, me decía. Pues mira: no. No tiene por qué. Y lo digo yo que -vuelvo a repetir- soy un apasionado de la comunicación 2.0.

Si no tenemos tiempo para dedicar a las redes. Si no tenemos interés. Si no sabemos qué explicar. Si no tenemos ni idea de gestionar perfiles corporativos en Twitter o Facebook: no entremos. No es necesario. Esto no es –sólo- una moda.

Si, por el contrario, creemos en la comunicación bidireccional. Queremos dialogar con nuestros stakeholders. Estamos dispuestos a recibir críticas constructivas y aprender de ellas. Tenemos conocimientos y sabemos qué decir y cómo decirlo: adelante. ¡Pero hablemos! Nuestros seguidores están esperando para leernos, para que aportemos valor a sus timelines. Por eso nos siguen.

Así que: estar en las redes por estar, no. Y menos todavía sin hablar. 

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